El sueño americano es su meta, y para ello miles de migrantes centroamericanos comienzan una aventura llena de amargura que recorre varios estados mexicanos.
La Bestia, el tren que transporta mercancía desde el sur de ese país hasta ciudades fronterizas con Estados Unidos, es el medio utilizado por estas personas desesperadas, y Univision recopiló algunos testimonios de quienes se embarcaron en el viaje.
Parece un río de gente. Son cientos de migrantes centroamericanos los que caminan ansiosos por las vías esperando la salida del tren carguero. Llevan más de 24 horas en Ixtepec, Oaxaca. Todos quieren llegar a Estados Unidos
Nunca se sabe cuando o a que hora sale La Bestia, la mejor señal es cuando empieza a enganchar vagones. En los primeros movimientos de la locomotora salen migrantes de todas partes. En cuestión de minutos la Bestia se cubre de una nube humana, como nos relata Pedro Ultreras.
Muchos también son víctimas de robos, secuestros, violaciones y torturas, por parte de aquellos que se dedican a cometer delitos en este camino popular entre inmigrantes.
Estos migrantes son parte de esa ola de menores y madres centroamericanas con hijos que van a entregarse a la patrulla fronteriza en Estados Unidos.
Arriesgan la vida de sus hijos
Una joven mujer viaja con su hijos de 6 años a Carolina del Norte. Dice que en su natal Guatemala supo que a madres como ella el gobierno Americano les ha abierto las puertas.
«Sí, he escuchado que así pasa… entonces es por eso que vengo luchando con mi niño», señaló la entrevistada.
Muchos padres piensan lo mismo y van con esa ilusión. Por eso arriesgan a sus hijos en esta travesía y en las garras de la Bestia.
Aunque la mayoría de personas están conscientes de los riesgos que corren al subirse a ‘La Bestia’, sus deseos por lograr el sueño americano, son más grandes que cualquier otra cosa.
En uno de los vagones, un joven salvadoreño viaja con dos hermanos menores, uno de 12 y otro de 14 años. Relató a las cámaras de Univision que va a entregarlos a inmigración porque sabe que los van a liberar. Sus padres están en Houston, hace 8 años que no los ven.
«La idea es cruzar con ellos, cruzar con ellos y que los agarren y yo a ver como le hago», señaló el joven.
Una vez arriba de la Bestia nada garantiza que pronto van a salir. Nadie se atreve a moverse para no perder su lugar o a que el tren se vaya sin ellos. Este día les tocó esperar 10 horas arriba del tren. Se fue a las dos de la mañana y en medio de una tormenta. Y así es el resto de su viaje por México hasta que lleguen a la frontera Norte. Cruzar a los Estados Unidos esa ya es otra historia.
©Univision.com
FUENTE: Univisión
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